En General Pueyrredon las mujeres tienen mayores índices de informalidad en el trabajo y menores chances de conseguir empleo.
Mar del Plata está entre los distritos bonaerenses con mayor desigualdad laboral por género. El último estudio del Instituto para el Desarrollo Económico y Social de Buenos Aires (Idesba) le puso números y palabras a una situación evidente: que las mujeres tienen más dificultades para conseguir trabajo y que, una vez que lo obtienen, lo hacen en peores condiciones que sus pares varones.
En lo que refiere a informalidad laboral, General Pueyrredon se encuentra a la cabeza de la brecha entre los géneros. Mientras el 26,6% de los hombres marplatenses que trabajan lo hacen en condiciones precarias, la cifra llega al 37,7% en el caso de las mujeres.
Los 11,1 puntos de distancia entre unos y otras que se observan en la región superan el promedio provincial, que es 6,4 puntos.
También el aglomerado Mar del Plata-Batán –junto al Gran La Plata- está entre los distritos con menores posibilidades, para el género femenino, de conseguir trabajo.
“La participación de varones y mujeres es menos desigual que en otros aglomerados, pero las chances de que la mujer efectivamente obtenga un empleo son menores a las de los varones”, sostuvo el informe publicado el pasado 8 de marzo.
En ese sentido, se registró en Mar del Plata una distancia de 3,6 puntos en detrimento de las mujeres, una diferencia mayor a la media provincial, que es de 2,3.
Según el estudio de Idesba –organismo que integra la Central de Trabajadores (CTA) bonaerense que conduce Roberto Baradel-, el 66,7% de los marplatenses hombres mayores de edad se encuentra dentro el mercado laboral, mientras que en el caso de las mujeres esa participación apenas llega al 48%.
Trabajo no remunerado
En el informe elaborado en base a datos del Indec, se detalló además que las mujeres bonaerenses destinan cerca del triple de tiempo que los varones a las tareas no remuneradas, es decir del hogar y del cuidado de otras personas (niños y ancianos fundamentalmente).
“Esta es una de las causas principales para que después esas desigualdades, que ya existen en el hogar, se trasladen a otros ámbitos: laboral, político y de formación”, señaló a LA CAPITAL Paula Belloni, coordinadora del Idesba.
Y amplió: “El hecho de que en nuestro país y el resto de Latinoamérica el cuidado del hogar y de otras personas recaiga en el ámbito privado -sobre todo en el hogar y, dentro del hogar, en las mujeres- resta a las mujeres la capacidad de desarrollarse en el área laboral o política y también le quita tiempo para descansar o formarse”.
Por otro lado, una vez empleadas es habitual que las mujeres cobren sueldos inferiores a los de los hombres que tienen similar carga horaria.
En ese sentido, el estudio de Idesba puntualizó que entre quienes tienen ocupación plena -entre 35 y 45 horas semanales de trabajo remunerado-, las mujeres de la provincia perciben un salario 27,1% menor al de los hombres.
Y agregó las bonaerenses sobreocupadas –esto es, que trabajan más de 45 horas semanales- ganan un sueldo 10,3% inferior al de los hombres.
En el informe se consignó finalmente que “estas desigualdades en los ingresos no reflejan sólo que las mujeres cobran un salario más bajo por las mismas tareas: son consecuencia también de que efectivamente las mujeres no alcanzan los mismos puestos –de misma jerarquía, igual calificación, en los mismos sectores de actividad- que los varones”.
“Las políticas para lo más pobres son pocas y muy fragmentadas”
Para Paula Belloni, coordinadora de Economía Política del Idesba ‘Stella Maldonado’, en Argentina faltan políticas públicas que favorezcan la equidad de los géneros.
“La noción del cuidado como derecho y el rol del trabajo doméstico y del cuidado en la reproducción social no son temas de agenda de políticas públicas y las acciones que lleva adelante el Estado argentino son muy pocas y muy pobres. Por ejemplo, son muy pocos los servicios de cuidados para niños y niñas en edad preescolar provistos por el Estado”, sostuvo la investigadora.
“En el ámbito laboral -agregó- también son muy pocas las legislaciones; hay básicamente licencias por maternidad o enfermedad, que además presentan otros dos problemas: por un lado, están focalizadas en las madres y eso reproduce el hecho de que las tareas del hogar y del cuidado recaigan en las mujeres y, por el otro, no alcanzan a los segmentos informales”.
Belloni consideró que “finalmente, el hecho de que la organización social del cuidado y de las tareas del hogar recaigan en el ámbito privado –en la familia y, fundamentalmente, en las mujeres- lleva en nuestro país a que los sectores de ingresos medios o altos resuelvan estos temas contratando a otra mujer para que se encargue de esas tareas. Y como en general el trabajo doméstico es informal, se vuelven a reproducir las desigualdades”.
“Las políticas para los segmentos más pobres son pocas y están fragmentadas, y tienen más que ver con sostener cierto nivel de consumo mínimo en el hogar; no están focalizadas en la cuestión del cuidado de las niñas o niños”, concluyó la coordinadora del Instituto.